El Estado veneciano llegó a ser uno de los núcleos más ricos e influyentes de Europa y su dominio perduró durante siglos. Una gran parte de la ideología nacional radicaba en la importancia comercial de la ciudad.
Venecia, tradicionalmente conocida como La Serenísima República de Venecia, fue un Estado soberano y una república marítima que existió durante 1100 años, desde el 697 hasta 1791.
La industria salinera de Venecia se remonta al siglo VII. La república producía y comerciaba con sal de alta calidad, productos en salazón y otros bienes a lo largo de las muchas rutas comerciales que llegaban y partían de ella. Venecia, por lo tanto, gozó del monopolio de la sal que se suministraba a Italia.
Uno de los hijos pródigos de la ciudad, Marco Polo, nació aquí. Este viajó por la Ruta de la Seda hasta China y sus 24 años de idas y venidas sirvieron para establecer el comercio entre Europa y el este.
La marina veneciana contribuyó a las cruzadas, sobre todo a la cuarta, a la que se unió para proteger y expandir sus propios intereses y poder comercial.
Las cruzadas trajeron consigo una expansión del comercio, algo de lo que Venecia se benefició enormemente a nivel financiero.
Aunque Venecia libró numerosas batallas contra el Imperio otomano y los anteriores estados musulmanes, también se benefició de comerciar con el mundo islámico.
Aunque el principio del comercio se basa en la expansión, la república veneciana se encontraba limitada por sus propias fronteras. Sin embargo, su jurisdicción llegó hasta Dalmacia y las islas del Egeo y el Mediterráneo.
En su época de máximo apogeo, Venecia se convirtió en el tercer mayor Estado de Europa. La riqueza de la ciudad creció exponencialmente gracias al comercio marítimo. Su posición privilegiada permitió a los mercaderes amasar auténticas fortunas como intermediarios entre Europa y Oriente Medio.
Hasta el siglo XIV, Venecia solo gobernaba las islas de la albufera, el Dogado (la delgada franja de tierra que la bordeaba), la costa de Dalmacia, la isla de Corfú, varias islas del Egeo y la costa de Creta y el Peloponeso.
Los territorios ultramarinos solían servir de escala para los comerciantes venecianos, si bien gozaban de valor propio.
La subida al poder de la familia Visconti en la ciudad Estado rival de Milán de la década de 1380 en adelante hizo que Venecia se esforzarse por afianzar aún más su poder territorial.
Entre 1403 y 1405, Venecia se hizo con el poder de Verona, Vicenza y Padua. En 1426 conquistó Brescia y en 1428 Bérgamo. Estas adquisiciones resultaron ser de lo más rentables para la república.
La alianza con los Sforza de Milán culminó con el denominado tratado de Lodi. Con este pacto, Milán, Florencia, Venecia, el rey Alfonso V de Aragón y Nápoles (en 1455) y el papa Nicolás V se unieron para formar una "liga italiana" contra cualquier poder, italiano o extranjero, que amenazase con desequilibrar el statu quo.
En su momento, el tratado estableció un mecanismo especial para la resolución pacífica de cualquier disputa y dio paso a una época de mayor tranquilidad.
El Consejo Mayor de Venecia fue la principal organización política de la república entre 1172 y 1797. Aunque al principio era relativamente abierta, acabó por convertirse en un gobierno oligárquico dirigido por la aristocracia y la clase mercantil.
Sus miembros elegían al Senado, al Consejo Menor, al Consejo de los Cuarenta, al Consejo de los Diez, a todos los comités gubernamentales y al dogo.
El dogo (que significaba "duque") ejercía como jefe de Estado y de la oligarquía de por vida. Era la máxima autoridad de la república.
Para 1450, el Senado veneciano se componía de 300 miembros, todos ellos particularmente preocupados por la política exterior, la guerra y el comercio. Sus embajadores constituyeron el primer cuerpo diplomático de Europa.
El Senado subastaba el arrendamiento de los barcos, nombraba a sus capitanes y establecía las normas para su tripulación y equipamiento. Controlaba los mercados de grano, sal, vino y aceite; construía las principales galeras mercantes y organizaba los convoyes regulares (mudae), que navegaban a "Rumanía" (Constantinopla y el mar Negro), "Flandes" (Londres y Brujas) y Túnez.
Entre los siglos XIII y XVI, Venecia disfrutó de un nivel de estabilidad social que muchos otros estados envidiaban. Esto se debía a la superioridad de su estructura y su cuidadosa administración. Durante esta época se formaron corporaciones (o gremios de artesanos) que jugaron un papel social crucial a la hora de facilitar el consenso entre la población y el Estado.
El Arsenal de Venecia, propiedad del Estado, proporcionaba astilleros y diques secos y húmedos para el mantenimiento de un gran número de embarcaciones. La manufactura floreció, especialmente en materia de seda, algodón, curtido y soplado de vidrio.
La revolución comercial de la república veneciana alcanzó su máximo apogeo durante el siglo XV, momento en el que el comercio de las especias procedentes de la India se monopolizó gracias a acuerdos comerciales exclusivos que solo beneficiaban a Venecia. Esto obligó a los españoles y portugueses a explorar nuevas rutas que les permitiesen llegar hasta la India.
La plaza de san Marcos, también conocida como "el mercado del mundo", se encontraba cerca del palacio del dogo y dejó su huella en historia de las finanzas venecianas. Esta y otras repúblicas marítimas italianas jugaron un papel decisivo en el desarrollo del capitalismo.
En la Edad Media, el dinero solía ser de oro o plata. Transportar estos materiales era caro y peligroso. Por lo tanto, el crédito se convirtió en una solución para acelerar la venta de bienes.
Como resultado, Venecia fue donde surgieron algunos de los primeros bancos del mundo. La república fue toda una precursora del sistema de deuda nacional.
Venecia también gozaba de una industria editorial independiente y excepcionalmente bien formada que ofreció refugio durante muchos siglos a quienes huían de Roma y su censura católica.
La música también se convirtió en parte del panorama artístico. Varios compositores barrocos como Vivaldi, Marcello y Galuppi dejaron su huella en la ciudad.
Al ser un núcleo comercial tan poderoso, Venecia gozó de una posición privilegiada en el cruce entre Europa, Asia y África. En su época de máximo apogeo, se convirtió en una ciudad cosmopolita que acogió a comunidades de griegos, armenios, judíos, alemanes y albanos.
Fuentes: (Britannica) (Newberry Library) (ItalianRenaissance.org) (UNESCO)
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Asimismo, el exitoso comercio de la ciudad con las especias y bienes de lujo procedentes de Oriente hizo que la comunidad artística de Venecia tuviese acceso a algunos de los pigmentos más caros y preciados de la época.
El Renacimiento veneciano tenía un carácter diferenciador, ya que la posición aislada de la ciudad ofrecía a sus ciudadanos la posibilidad de explorar más en serio el arte y sus muchas vertientes.
El papel crucial de Venecia en la historia medieval europea
El poder marítimo y financiero de la ciudad era inconmensurable en aquella época
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El puerto de Venecia gozó de una posición privilegiada en la Edad Media. Ubicada en el corazón de una albufera al extremo noreste del Adriático, su localización facilitó el surgimiento de un bullicioso mercado. Las rutas comerciales dependían del mar y Venecia tenía fácil acceso al África Septentrional, Oriente Medio, el mar Negro y el resto de Europa. Por lo tanto, no es ninguna sorpresa que la ciudad se convirtiese en un importantísimo núcleo comercial e imperio marítimo. En el siglo XIII ya era considerada una de las urbes europeas más prósperas. Si quieres ahondar en su increíble historia, ¡haz clic para seguir leyendo!