El síndrome de la hija mayor hace referencia a la conducta y los patrones emocionales que se atribuyen a quienes ocupan este puesto dentro de la familia.
Aunque no se trata de un síndrome oficial como tal, ha ganado bastante visibilidad en internet (sobre todo en las redes sociales) y se lo vincula con una serie de experiencias y dificultades a las que las hermanas mayores se ven expuestas.
Las expectativas culturales y de género que se les imponen a las mujeres hacen que estas tengan que hacer frente a más críticas y prejuicios que los hombres. Los hijos mayores también pueden sentir presión, pero no de la misma manera que las hijas.
En el caso de las hijas, ser las hermanas mayores suele significar dejar a un lado sus necesidades para hacer a los demás felices (p. ej. a sus padres).
Las experiencias y dificultades individuales pueden variar de una persona a otra, por lo que no todas las hermanas mayores comparten las mismas vivencias.
La hija mayor a menudo arrastra un gran sentido de la responsabilidad, ya que suele tener que cuidar de los hermanos pequeños. A la larga, esto se traduce en una tendencia a aceptar demasiadas responsabilidades en otras áreas de su vida.
También suele tener una vena muy perfeccionista en el ámbito laboral, académico, etc., así como en su propio comportamiento.
Si los padres están sobrepasados o suelen ausentarse, la hija mayor tiende a asumir el papel de figura cuidadora de sus hermanos o a cubrir ese vacío emocional que dejan los progenitores.
Su deseo por cumplir las expectativas puede hacer que deje a un lado sus propias emociones y necesidades, lo que luego le dificulta el expresarse.
Los conflictos identitarios pueden surgir a raíz de intentar compaginar la necesidad de autonomía con el peso de las obligaciones.
La presión por compatibilizar las necesidades personales con las expectativas familiares puede hacer que le cueste poner límites y mantenerlos.
Las expectativas con las que crece pueden hacer que sienta presión por triunfar, ya sea en el terreno personal o en el académico-laboral.
El síndrome de la hija mayor puede manifestarse de varias maneras que afectan a la salud mental. En primer lugar tenemos la ansiedad, la cual puede desarrollarse a raíz de la presión constante por cumplir ciertos estándares.
El miedo a decepcionar a los demás y la necesidad constante de perfección puede ir minando su autoestima.
La falta de estabilidad en la relación con los familiares directos puede traducirse en problemas para mantener relaciones románticas saludables en la edad adulta.
¡Pero no todo es negativo! Ser la hija mayor también tiene su lado bueno, como ser una líder nata.
Al aprender a cuidar de ellas mismas desde pequeñas, las hijas mayores suelen tener un gran sentido de la autonomía y la independencia.
También pueden tener una mayor inclinación a cuidar de los demás, ya que su experiencia puede haber hecho de ellas unas personas más empáticas.
Una de las primeras cosas que las hijas mayores pueden hacer para cuidarse y protegerse es poner límites (por muy difícil e incómodo que sea al principio).
Aprender a repartir la carga y a delegar en los demás de manera eficiente puede ayudar a aligerar el peso de las responsabilidades y a disipar la sensación de que todo lo tienen que hacer ellas.
Las actividades rejuvenecedoras como salir a pasear ayudan a reforzar la sensación de que estás sacando tiempo para estar contigo misma y anteponiendo tus necesidades a las de los demás.
Hacer yoga, meditar, respirar hondo, etc. son otras actividades que también ayudan a cultivar una sensación de bienestar y tranquilidad.
Tener una red de amigos con los que hablar y distraerte puede ayudarte a ver las cosas de otra manera y a obtener el apoyo emocional que necesitas.
Sacar tiempo para estar contigo misma no debería ser negociable. Haz cosas que te hagan feliz y que te ayuden a desconectar.
Tener aficiones que te permitan expresarte, sobre todo de manera creativa, es muy terapéutico. Tocar un instrumento, cocinar, pintar, hacer jardinería... ¡Tú eliges!
Saca tiempo para reflexionar sobre tus emociones, sentimientos y pensamientos y déjales espacio. Como su propio nombre indica, la conciencia plena nos ayuda a ser más conscientes de nuestros límites y de cuando estos no se respetan.
La salud física es uno de los pilares del bienestar. Por lo tanto, tener una rutina de deporte regular y dormir un mínimo de ocho horas al día nos ayuda a estar en forma.
Descubre técnicas de organización y gestión del tiempo que te funcionen para no sentirte tan sobrepasada y ayudarte a poner límites.
Sé compasiva contigo misma y recuerda que lo estás haciendo lo mejor que puedes. No te critiques y trátate con amabilidad.
Si sientes la necesidad de ir al psicólogo, no tengas miedo de hacerlo. Todos necesitamos ayuda de vez en cuando y saber pedirla es una muestra de coraje.
Apoyarte en tus destrezas y cuidar de tu propio bienestar te ayudará a ser más resiliente. ¡No dejes que ser la hija mayor te defina!
Fuentes: (Daily Mail Online) (Parents) (Today) (Sage Therapy Chicago)
No te pierdas: Dime qué hermano eres y te diré cuál es tu personalidad
¿Tienes hermanas y eres la mayor de la familia? Si es así, puede que alguna vez hayas oído hablar del "síndrome de la hija mayor". Hay quienes creen que el orden de nacimiento puede influir en la personalidad, por lo que existen ciertos estereotipos asociados a los hermanos en función de si son el pequeño, el mediano o el mayor. ¿Pero qué hace que el ser la hija mayor sea una experiencia lo suficientemente significativa como para tener un término propio (aunque carezca de reconocimiento psicológico)? ¡Haz clic para descubrirlo!
¿Tienes el síndrome de la hermana mayor?
Aprende a reconocer las señales que indican si lo tienes
ESTILO DE VIDA Orden de nacimiento
¿Tienes hermanas y eres la mayor de la familia? Si es así, puede que alguna vez hayas oído hablar del "síndrome de la hija mayor". Hay quienes creen que el orden de nacimiento puede influir en la personalidad, por lo que existen ciertos estereotipos asociados a los hermanos en función de si son el pequeño, el mediano o el mayor. ¿Pero qué hace que el ser la hija mayor sea una experiencia lo suficientemente significativa como para tener un término propio (aunque carezca de reconocimiento psicológico)? ¡Haz clic para descubrirlo!