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El test del trigo y la cebada
- El antiguo Egipto fue la cuna de uno de los primeros tests de embarazo de la historia. Por aquel entonces, a las mujeres que creyesen estar encita se les recomendaba miccionar sobre semillas de trigo y cebada durante varios días.
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El test del trigo y la cebada
- Si el trigo germinaba, tendrían una niña. Por el contrario, si lo que germinaba era la cebada, esperaban un niño. Si ninguna semilla germinaba, no estaban embarazadas.
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El test del trigo y la cebada - Curiosamente, varios investigadores comprobaron la veracidad de este test en 1963 y descubrieron que el 70% de las veces, la orina de las embarazadas hacía que las semillas germinasen, mientras que la de las personas no embarazadas no surtía ningún efecto.
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El test de la cebolla
- En la antigua Grecia, Hipócrates le sugirió a una mujer que sospechaba estar embarazada que se colocase una cebolla o cualquier verdura bulbosa de olor fuerte en la vagina durante la noche.
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El test de la cebolla
- Si su aliento olía a cebolla a la mañana siguiente, no estaba embarazada. Este método se basaba en la idea de que si el útero estaba abierto y sin ningún feto, el olor subiría directamente a la boca.
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El test de la miel
- En otra ocasión, Hipócrates le sugirió a una mujer que bebiese una mezcla de agua y miel antes de dormir.
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El test de la miel
- Creía que si la mujer bebía esta mezcla y estaba embarazada, empezaría a sentir hinchazón y calambres por la noche.
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La prueba del cerrojo
- En el siglo XV, las mujeres orinaban en una jofaina en la que había una llave o un cerrojo dentro. Después dejaban el objeto en el líquido durante tres o cuatro horas.
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La prueba del cerrojo
- Trascurrido ese tiempo, tiraban la orina y recogían el objeto. Si la llave o el cerrojo había dejado marca en la jofaina, estaban embarazadas. Si no, no.
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Los profetas de la orina
- En la Europa del siglo XVI, los "profetas del pis" determinaban si una persona estaba embarazada o no por el color y la características de su orina.
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Los profetas de la orina
- Algunos también mezclaban la orina con vino y observaban los resultados. Puede que este método fuese relativamente fiable, ya que el alcohol puede reaccionar a las proteínas presentes en la orina de las embarazadas.
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Buscar cambios en los ojos
- Un médico del siglo XVI, Jacques Guillemeau, aseguraba que los ojos podían revelar si una mujer estaba embarazada o no.
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Buscar cambios en los ojos
- Guillemeau afirmaba que ya en el segundo mes de embarazo la mujer pasaba a tener los ojos hundidos, las pupilas pequeñas, los párpados caídos y las venas de la comisura de los ojos hinchadas.
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El indicio de Chadwick
- En la primera fase del embarazo, hacia las seis u ocho semanas, el cérvix, los labios y la vagina adquieren un tono azulado oscuro o rojo púrpura debido al aumento de la circulación sanguínea en la zona.
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El indicio de Chadwick
- El primero en darse cuenta de este fenómeno fue un médico francés en 1836. Más tarde pasó a conocerse como el indicio de Chadwick por James Read Chadwick, un obstetra que presentó el descubrimiento a la Sociedad Ginecológica de EE. UU. en 1886.
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Gotas de aceite
- Este test consistía en miccionar en un vaso y echar unas gotas de aceite dentro.
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Gotas de aceite
- Si las gotas se adherían las unas a las otras y se fundían en una sola zona, significaba que la mujer estaba embarazada. Si, por el contrario, permanecían separadas, el resultado era negativo.
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El test de la leche materna
- Este extraño test requería que una mujer bebiese la lecha materna de otra que hubiese parido un niño.
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El test de la leche materna
- Si vomitaba tras tomarla, estaba embarazada. Sin embargo, no hay pruebas científicas que respalden la veracidad de esta prueba.
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El test de la pasta de dientes
- El test de la pasta de dientes consiste en echar unas gotas de orina en una pasta de dientes blanca.
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El test de la pasta de dientes
- Tras mezclar ambas cosas, hay que ver si aparece espuma o si se produce algún cambio de color (lo que en teoría confirma el embarazo). Sobra decir que no se trata de un método fiable.
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El test del lazo
- Durante el siglo XVII, algunos médicos sumergían un lazo en un recipiente con la orina de la mujer en cuestión para ver si estaba embarazada.
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El test del lazo
- Si el olor del lazo hacía que la mujer tuviese náuseas o ganas de vomitar, se presuponía que estaba encinta.
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El test del c o n e j o
- En la década de los 20, los científicos alemanes Selmar Aschheim y Bernhard Zondek identificaron la hormona de la gonadotropina coriónica humana o hCG, la cual solo está presente en las embarazadas. Era la primera vez que se descubría la existencia de un único componente que indicase el embarazo.
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El test del c o n e j o
- Para determinar la presencia de hCG, se le inyectaba una muestra de la orina de una mujer a una hembra inmadura de ratón o c o n e j o. Si la orina contenía hCG, el animal entraba en celo, lo que confirmaba el embarazo. Esta prueba resultó tener una precisión del 98%.
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El test de la rana
- Este test se basaba en la misma premisa que el anterior, pero este era mejor (ya que al menos el animal no moría al final).
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El test de la rana
- A finales de los 40, los científicos llegaron a la conclusión de que cuando se le inyectaba la orina de una embarazada a un sapo o rana vivos, producían huevos en 24 horas.
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En la actualidad
- Los tests de embarazo modernos empezaron a desarrollarse a finales de los 60. Hoy en día son fáciles de utilizar y tienen una precisión del 99% si se usan correctamente. Fuentes: (Live Science) (Mental Floss) No te pierdas: Los mitos sobre el embarazo más peligrosos que continúan presentes
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El test del trigo y la cebada
- El antiguo Egipto fue la cuna de uno de los primeros tests de embarazo de la historia. Por aquel entonces, a las mujeres que creyesen estar encita se les recomendaba miccionar sobre semillas de trigo y cebada durante varios días.
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El test del trigo y la cebada
- Si el trigo germinaba, tendrían una niña. Por el contrario, si lo que germinaba era la cebada, esperaban un niño. Si ninguna semilla germinaba, no estaban embarazadas.
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El test del trigo y la cebada - Curiosamente, varios investigadores comprobaron la veracidad de este test en 1963 y descubrieron que el 70% de las veces, la orina de las embarazadas hacía que las semillas germinasen, mientras que la de las personas no embarazadas no surtía ningún efecto.
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El test de la cebolla
- En la antigua Grecia, Hipócrates le sugirió a una mujer que sospechaba estar embarazada que se colocase una cebolla o cualquier verdura bulbosa de olor fuerte en la vagina durante la noche.
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El test de la cebolla
- Si su aliento olía a cebolla a la mañana siguiente, no estaba embarazada. Este método se basaba en la idea de que si el útero estaba abierto y sin ningún feto, el olor subiría directamente a la boca.
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5 / 29 Fotos
El test de la miel
- En otra ocasión, Hipócrates le sugirió a una mujer que bebiese una mezcla de agua y miel antes de dormir.
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El test de la miel
- Creía que si la mujer bebía esta mezcla y estaba embarazada, empezaría a sentir hinchazón y calambres por la noche.
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La prueba del cerrojo
- En el siglo XV, las mujeres orinaban en una jofaina en la que había una llave o un cerrojo dentro. Después dejaban el objeto en el líquido durante tres o cuatro horas.
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La prueba del cerrojo
- Trascurrido ese tiempo, tiraban la orina y recogían el objeto. Si la llave o el cerrojo había dejado marca en la jofaina, estaban embarazadas. Si no, no.
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Los profetas de la orina
- En la Europa del siglo XVI, los "profetas del pis" determinaban si una persona estaba embarazada o no por el color y la características de su orina.
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Los profetas de la orina
- Algunos también mezclaban la orina con vino y observaban los resultados. Puede que este método fuese relativamente fiable, ya que el alcohol puede reaccionar a las proteínas presentes en la orina de las embarazadas.
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Buscar cambios en los ojos
- Un médico del siglo XVI, Jacques Guillemeau, aseguraba que los ojos podían revelar si una mujer estaba embarazada o no.
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Buscar cambios en los ojos
- Guillemeau afirmaba que ya en el segundo mes de embarazo la mujer pasaba a tener los ojos hundidos, las pupilas pequeñas, los párpados caídos y las venas de la comisura de los ojos hinchadas.
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El indicio de Chadwick
- En la primera fase del embarazo, hacia las seis u ocho semanas, el cérvix, los labios y la vagina adquieren un tono azulado oscuro o rojo púrpura debido al aumento de la circulación sanguínea en la zona.
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El indicio de Chadwick
- El primero en darse cuenta de este fenómeno fue un médico francés en 1836. Más tarde pasó a conocerse como el indicio de Chadwick por James Read Chadwick, un obstetra que presentó el descubrimiento a la Sociedad Ginecológica de EE. UU. en 1886.
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Gotas de aceite
- Este test consistía en miccionar en un vaso y echar unas gotas de aceite dentro.
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Gotas de aceite
- Si las gotas se adherían las unas a las otras y se fundían en una sola zona, significaba que la mujer estaba embarazada. Si, por el contrario, permanecían separadas, el resultado era negativo.
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El test de la leche materna
- Este extraño test requería que una mujer bebiese la lecha materna de otra que hubiese parido un niño.
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El test de la leche materna
- Si vomitaba tras tomarla, estaba embarazada. Sin embargo, no hay pruebas científicas que respalden la veracidad de esta prueba.
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El test de la pasta de dientes
- El test de la pasta de dientes consiste en echar unas gotas de orina en una pasta de dientes blanca.
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El test de la pasta de dientes
- Tras mezclar ambas cosas, hay que ver si aparece espuma o si se produce algún cambio de color (lo que en teoría confirma el embarazo). Sobra decir que no se trata de un método fiable.
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El test del lazo
- Durante el siglo XVII, algunos médicos sumergían un lazo en un recipiente con la orina de la mujer en cuestión para ver si estaba embarazada.
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El test del lazo
- Si el olor del lazo hacía que la mujer tuviese náuseas o ganas de vomitar, se presuponía que estaba encinta.
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El test del c o n e j o
- En la década de los 20, los científicos alemanes Selmar Aschheim y Bernhard Zondek identificaron la hormona de la gonadotropina coriónica humana o hCG, la cual solo está presente en las embarazadas. Era la primera vez que se descubría la existencia de un único componente que indicase el embarazo.
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El test del c o n e j o
- Para determinar la presencia de hCG, se le inyectaba una muestra de la orina de una mujer a una hembra inmadura de ratón o c o n e j o. Si la orina contenía hCG, el animal entraba en celo, lo que confirmaba el embarazo. Esta prueba resultó tener una precisión del 98%.
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El test de la rana
- Este test se basaba en la misma premisa que el anterior, pero este era mejor (ya que al menos el animal no moría al final).
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El test de la rana
- A finales de los 40, los científicos llegaron a la conclusión de que cuando se le inyectaba la orina de una embarazada a un sapo o rana vivos, producían huevos en 24 horas.
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En la actualidad
- Los tests de embarazo modernos empezaron a desarrollarse a finales de los 60. Hoy en día son fáciles de utilizar y tienen una precisión del 99% si se usan correctamente. Fuentes: (Live Science) (Mental Floss) No te pierdas: Los mitos sobre el embarazo más peligrosos que continúan presentes
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Las pruebas de embarazo más sorprendentes de la historia
¡Cómo han cambiado las cosas!
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Hoy en día es fácil saber si hay un bebé en camino, pero en la Antigüedad no era tan sencillo. Antes de que se inventasen los tests de embarazo modernos, las personas recurrían a métodos de lo más peculiares (y dudosos). Si quieres descubrirlos, ¡sigue leyendo!
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