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Cómo hacer mejores preguntas (y conseguir las respuestas que necesitas)
- De primeras, hacer preguntas parece pan comido. Al fin y al cabo, hacemos muchas todos los días. Sin embargo, cualquier persona que haya hecho entrevistas de trabajo te dirá que no siempre es fácil escoger las palabras adecuadas. Para obtener respuestas detalladas hace falta formular las preguntas correctas. Si quieres saber cómo, ¡sigue leyendo!
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Adelántate
- El propósito de las preguntas es conseguir información. Por lo tanto, siempre conviene pensar en qué es lo que se pretende aprender de las conversaciones.
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Adelántate
- Apuntar los temas y preguntas principales te ayudará a controlar la conversación sin tener que pararte a pensar en qué vas a decir a continuación.
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Adapta tus preguntas
- Las preguntas vagas o generales pueden ser un poco intimidantes y no suelen servir para obtener respuestas específicas. Siempre que puedas, intenta adaptar tus preguntas a la persona con la que vas a hablar.
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Adapta tus preguntas
- Por ejemplo, en lugar de "¿Qué te llevó a escribir la novela?" pregunta "¿Qué te llevó a escribir una novela acerca de tres niños que van a una escuela de magia?".
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Haz preguntas abiertas
- Las preguntas abiertas que empiezan con "qué", "cómo" y "por qué" suelen promover respuestas más largas y detalladas, ya que no pueden responderse con una sola palabra.
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Haz preguntas abiertas
- La gente tiende a explayarse más con este tipo de preguntas, lo que también evita que tengas que emitir juicios o dar cosas por sentado si la persona se deja algo en el tintero.
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Haz preguntas directas
- Si aun así necesitas constatar los hechos, prueba a hacer preguntas directas que requieran respuestas breves y concisas.
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Haz preguntas directas
- Por ejemplo: "¿Cuándo subiste los archivos?", "¿Quién estaba al cargo del proyecto?" o "¿A qué hora llegaste a la fiesta?".
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Decide por dónde empezar
- A la hora de empezar una conversación siempre es mejor hacer preguntas generales y sencillas para que las personas se tranquilicen y se dejen llevar.
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Decide por dónde empezar
- Por ejemplo: "¿Cómo empezaste a trabajar en este proyecto?" o "¿Qué es lo que más te entusiasma de esta semana?".
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Sé específico
- Una vez hayáis entablado conversación, puedes empezar a hacer preguntas más específicas. Intenta obtener nueva información con cada respuesta.
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Sé específico
- Escucha atentamente cada respuesta y haz preguntas sobre los detalles. Esto hará que obtengas una información mucho más clara y honesta (si lo que buscas es un dato en particular).
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Ve preparando el terreno para los temas sensibles
- Si tienes que abordar un tema sensible, lo mejor suele ser preparar el terreno. Empieza con preguntas generales que poco a poco vayan dando pie a las más difíciles.
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Ve preparando el terreno para los temas sensibles
- Por ejemplo, si necesitas hablar con alguien sobre el motivo de su despido, puedes empezar preguntándole "¿Te gustaba tu anterior empleo?" antes de pasar al tema como tal.
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Pide explicaciones
- Si no entiendes algo que la otra persona acaba de decir, no tengas miedo a pedirle que se explique. Es normal no entender algo a la primera.
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Pide explicaciones
- Una opción es repetirle justo lo que acaba de decir. De esa forma, te cerciorarás de haberle entendido y la otra persona verá que le estás prestando atención.
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Una cosa de cada vez
- Intenta ir pregunta a pregunta. Hacer varias de golpe o plantear cuestiones con varias respuestas solo servirá para confundir a la otra persona.
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Una cosa de cada vez
- También es importante dejar que la otra persona acabe de responder a una pregunta antes de pasar a la siguiente. De lo contrario, puede que se confunda o que se deje algo en el tinterio.
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Usa el tono apropiado
- Siempre es mejor usar un tono casual cuando quieres obtener información. Si suenas demasiado tenso o estresado, la gente será menos sincera y no conseguirás las respuestas que necesitas.
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Usa el tono apropiado
- Puedes decirle a la otra persona que vais a tener una conversación casual y que puede cambiar sus respuestas en cualquier momento. De esa forma, se sentirá menos presionada.
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Escucha atentamente
- Cuando se entrevista a alguien, escuchar con atención las respuestas es muy importante. Deja que la persona responda libremente y sin interrumpirla.
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Escucha atentamente
- El lenguaje corporal también es importante: gírate hacia la persona y no cruces los brazos. Mantén el contacto visual y sonríe de vez en cuando para tranquilizarla.
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Escoge el momento adecuado
- No existe un momento perfecto para hacer preguntas, pero sí hay situaciones en las que no deberías hacerlas. Evita los momentos tensos o estresantes y mantén las distracciones a raya.
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Escoge el momento adecuado
- Asimismo, intenta hablar con la persona en un momento en que ambos estéis disponibles para no tener que andar mirando el reloj cada poco.
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Evita las preguntas retóricas
- Las preguntas retóricas son aquellas que se hacen sin esperar respuesta. Por este motivo, es mejor dejarlas a un lado si lo que buscas es obtener información.
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Evita las preguntas retóricas
- Céntrate en hacer preguntas que de verdad te ofrezcan las respuestas que necesitas.
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El sonido del silencio
- Algunas personas temen los silencios y hacen todo lo posible por llenar los vacíos. En realidad, esto puede ser contraproducente, ya que las pausas son algo natural y también pueden aprovecharse.
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El sonido del silencio
- Usa ese tiempo entre una pregunta y otra para reflexionar sobre las respuestas y darle un momento a la otra persona para relajarse y prepararse para la siguiente.
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Reflexiona
- Cuando te prepares para una entrevista o una conversación, siempre es buena idea reflexionar sobre cómo te gustaría que te hiciesen preguntas.
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Reflexiona
- Piensa en cuánto tiempo querrías dedicarle a cada respuesta o si te sentirías cómodo con ciertos temas. Ver también: Cómo hablar de estrés con los niños
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Cómo hacer mejores preguntas (y conseguir las respuestas que necesitas)
- De primeras, hacer preguntas parece pan comido. Al fin y al cabo, hacemos muchas todos los días. Sin embargo, cualquier persona que haya hecho entrevistas de trabajo te dirá que no siempre es fácil escoger las palabras adecuadas. Para obtener respuestas detalladas hace falta formular las preguntas correctas. Si quieres saber cómo, ¡sigue leyendo!
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Adelántate
- El propósito de las preguntas es conseguir información. Por lo tanto, siempre conviene pensar en qué es lo que se pretende aprender de las conversaciones.
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Adelántate
- Apuntar los temas y preguntas principales te ayudará a controlar la conversación sin tener que pararte a pensar en qué vas a decir a continuación.
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Adapta tus preguntas
- Las preguntas vagas o generales pueden ser un poco intimidantes y no suelen servir para obtener respuestas específicas. Siempre que puedas, intenta adaptar tus preguntas a la persona con la que vas a hablar.
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Adapta tus preguntas
- Por ejemplo, en lugar de "¿Qué te llevó a escribir la novela?" pregunta "¿Qué te llevó a escribir una novela acerca de tres niños que van a una escuela de magia?".
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Haz preguntas abiertas
- Las preguntas abiertas que empiezan con "qué", "cómo" y "por qué" suelen promover respuestas más largas y detalladas, ya que no pueden responderse con una sola palabra.
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Haz preguntas abiertas
- La gente tiende a explayarse más con este tipo de preguntas, lo que también evita que tengas que emitir juicios o dar cosas por sentado si la persona se deja algo en el tintero.
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Haz preguntas directas
- Si aun así necesitas constatar los hechos, prueba a hacer preguntas directas que requieran respuestas breves y concisas.
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Haz preguntas directas
- Por ejemplo: "¿Cuándo subiste los archivos?", "¿Quién estaba al cargo del proyecto?" o "¿A qué hora llegaste a la fiesta?".
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Decide por dónde empezar
- A la hora de empezar una conversación siempre es mejor hacer preguntas generales y sencillas para que las personas se tranquilicen y se dejen llevar.
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Decide por dónde empezar
- Por ejemplo: "¿Cómo empezaste a trabajar en este proyecto?" o "¿Qué es lo que más te entusiasma de esta semana?".
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Sé específico
- Una vez hayáis entablado conversación, puedes empezar a hacer preguntas más específicas. Intenta obtener nueva información con cada respuesta.
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Sé específico
- Escucha atentamente cada respuesta y haz preguntas sobre los detalles. Esto hará que obtengas una información mucho más clara y honesta (si lo que buscas es un dato en particular).
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Ve preparando el terreno para los temas sensibles
- Si tienes que abordar un tema sensible, lo mejor suele ser preparar el terreno. Empieza con preguntas generales que poco a poco vayan dando pie a las más difíciles.
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Ve preparando el terreno para los temas sensibles
- Por ejemplo, si necesitas hablar con alguien sobre el motivo de su despido, puedes empezar preguntándole "¿Te gustaba tu anterior empleo?" antes de pasar al tema como tal.
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Pide explicaciones
- Si no entiendes algo que la otra persona acaba de decir, no tengas miedo a pedirle que se explique. Es normal no entender algo a la primera.
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Pide explicaciones
- Una opción es repetirle justo lo que acaba de decir. De esa forma, te cerciorarás de haberle entendido y la otra persona verá que le estás prestando atención.
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Una cosa de cada vez
- Intenta ir pregunta a pregunta. Hacer varias de golpe o plantear cuestiones con varias respuestas solo servirá para confundir a la otra persona.
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Una cosa de cada vez
- También es importante dejar que la otra persona acabe de responder a una pregunta antes de pasar a la siguiente. De lo contrario, puede que se confunda o que se deje algo en el tinterio.
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18 / 31 Fotos
Usa el tono apropiado
- Siempre es mejor usar un tono casual cuando quieres obtener información. Si suenas demasiado tenso o estresado, la gente será menos sincera y no conseguirás las respuestas que necesitas.
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Usa el tono apropiado
- Puedes decirle a la otra persona que vais a tener una conversación casual y que puede cambiar sus respuestas en cualquier momento. De esa forma, se sentirá menos presionada.
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Escucha atentamente
- Cuando se entrevista a alguien, escuchar con atención las respuestas es muy importante. Deja que la persona responda libremente y sin interrumpirla.
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Escucha atentamente
- El lenguaje corporal también es importante: gírate hacia la persona y no cruces los brazos. Mantén el contacto visual y sonríe de vez en cuando para tranquilizarla.
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Escoge el momento adecuado
- No existe un momento perfecto para hacer preguntas, pero sí hay situaciones en las que no deberías hacerlas. Evita los momentos tensos o estresantes y mantén las distracciones a raya.
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Escoge el momento adecuado
- Asimismo, intenta hablar con la persona en un momento en que ambos estéis disponibles para no tener que andar mirando el reloj cada poco.
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Evita las preguntas retóricas
- Las preguntas retóricas son aquellas que se hacen sin esperar respuesta. Por este motivo, es mejor dejarlas a un lado si lo que buscas es obtener información.
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Evita las preguntas retóricas
- Céntrate en hacer preguntas que de verdad te ofrezcan las respuestas que necesitas.
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El sonido del silencio
- Algunas personas temen los silencios y hacen todo lo posible por llenar los vacíos. En realidad, esto puede ser contraproducente, ya que las pausas son algo natural y también pueden aprovecharse.
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El sonido del silencio
- Usa ese tiempo entre una pregunta y otra para reflexionar sobre las respuestas y darle un momento a la otra persona para relajarse y prepararse para la siguiente.
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Reflexiona
- Cuando te prepares para una entrevista o una conversación, siempre es buena idea reflexionar sobre cómo te gustaría que te hiciesen preguntas.
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Reflexiona
- Piensa en cuánto tiempo querrías dedicarle a cada respuesta o si te sentirías cómodo con ciertos temas. Ver también: Cómo hablar de estrés con los niños
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